Debido a que nuestros embutidos son frescos y sin conservadores, la manera ideal de conservarlos, si es que no los vas a consumir de inmediato es:
1: Mantenerlos en refrigeración en el empaque original hasta su consumo, por no más de 7 días. Si notas que el líquido del producto se ha vuelto un poco viscoso sólo enjuaga la tripa con agua corriente y puedes usarlo sin problema. El agua ayuda a limpiar el líquido además de que facilita la extracción de la tripa si es que lo vas a usar para algún guisado que no la requiera.
2: Si prefieres consumir el producto después, te recomendamos retirar el hilo, dividir en porciones de dos ó tres chorizos, empacarlos en papel aluminio y colocarlos en el congelador, de esta manera pueden durar hasta 6 meses. Cuando decidas consumirlos coloca directamente el paquete congelado en un sartén y una vez que comiencen a cocerse las piezas y el aluminio deje de estar rígido, retirarlo del sartén y continuar la cocción. El objetivo es que el embutido no pierda jugos al momento de cocinarlo y mantenga su sabor y textura. También se puede descongelar a temperatura ambiente o dentro del refrigerador, hasta esperar que las piezas estén listas para ser cocinadas.
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